miércoles, 19 de octubre de 2011

I ESCUELA DE PADRES...que no TE lo cuenten...




Un poco de HUMOR para meternos en materia...






...¿nos suena de algo?

Sacamos a la luz nuestros TALLERES...¡EMPIEZA EL JUEGO!



Durante nuestro crecimiento y desarrollo estamos relacionándonos continuamente con muchas formas de ansiedad y tensión en nuestras actividades cotidianas y la relajación está indicada en muchas alteraciones de la salud como el insomnio, la hipertensión, el dolor de cabeza, la ansiedad flotante, el asma, la tensión en general y todas las formas en que los jóvenes necesitamos cierto control sobre nosotros mismos (exámenes, entrevistas, presentación de trabajos en el aula, situaciones de estrés puntual en el colegio, con los amigos).

La relajación está cada vez más vigente; las personas vivimos cada vez con un ritmo más acelerado de existencia, la gran sobrecarga de estímulos que vivimos en nuestro vivir de cada día, incluidos los niños, nos lleva a un estado de tensión permanente, que abre el paso a considerar una nueva necesidad de autocuidado físico y psíquico que nos acerque de alguna manera a ésta forma de vivir.

Por esta razón hemos consideramos interesante incluirla en nuestra oferta, para que vayan incorporando ésta habilidad en su conocimiento, cuyo aprendizaje reposa en una sencilla técnica y cuyo objetivo es el plano físico, pero con grandes influencias beneficiosas en el plano psíquico y emcional, los cuales suelen quedar abandonados en cualquier tratamiento de TDAH.

La tensión y los estados emocionales en general pueden tener una gran importancia en la aparición de numerosos trastornos psicosomáticos. Jacobson, en sus primeros trabajos sobre relajación progresiva defendía su aplicación terapéutica a problemas diversos como insomnio, dolor cronico, hipertensión, ansiedad y fobias. De todos es conocido que un nivel de estrés considerado en un nivel bajo además de muchas veces inevitable, puede ser positivo. Sin embargo cuando éste nivel es en exceso, perjudica la salud mental, emocional y física, pudiendo incluso llegar a ser mortal. Reconocer que hay factores que influyen en el enfermar humano y que no son directamente biológicos o médicos no ha sido tarea fácil. La Educación para la Salud, debe incorporar la importancia de factores psíquicos y psicosomáticos en el terreno del comportamiento.

En el campo de la salud hay hábitos de conducta claramente perjudiciales con los que los estudiantes entran en contacto diario : consumo de alcohol, tabaco, drogas, sobrealimentación, ausencia de ejercicio físico, reacciones emocionales negativas.. casi todos Estos aspectos nombrados tienen que ver con el estrés y la ansiedad que las personas en general y nuestros niños en particular hemos de afrontarlo continuamente desde una perspectiva lo más saludable posible. Es en este contexto dónde adquiere relevancia en el campo educativo la relajación y es un planteamiento interesante para que los niños vayan adquiriendo esta habilidad y puedan utilizarla como una forma más de actividad que puede servir de prevención o incluso de tratamiento de algunos de los problemas o situaciones antes nombradas.

La relajación es esencialmente relacional y flexible y es aplicable a la cura grupal o individual y puede llegar más o menos lejos tratando de tomar en cuenta las necesidades del “aquí y ahora” de cada sesión. Aunque los factores de tensión persistan, se puede uno encontrar mejor mediante éste procedimiento sencillo.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Conociendo a fondo el TDAH

Definición de ambos trastornos (TDAH y TDA)

Decimos que el TDAH es un trastorno neurobiológico del comportamiento que se caracteriza por la presencia de un desarrollo inapropiado de los mecanismos que regulan la atención, la reflexividad y la actividad, es decir, por inatención (incapacidad por ocuparse de una misma tarea durante un tiempo), hiperactividad (entendida como exceso de actividad o movimiento en situaciones que requieren calma) e impulsividad (estilo de conducta demasiado rápido y precipitado); y el TDA, por su parte, también se trata de un trastorno del comportamiento que se presenta desde los primeros años de vida y puede durar hasta la adultez pero se caracteriza en este caso sólo por una dificultad o incapacidad para mantener la atención voluntaria frente a determinadas actividades en cualquier ámbito de la vida cotidiana.
Parece muy fácil a simple vista llegar a diferenciar entre un niño hiperactivo y/o inatento del que no lo es, pero encontramos serios problemas al determinar con exactitud un  trastorno de este tipo. ¿Por qué? En el caso de los niños es muy frecuente oír expresiones tales como “este niño está siempre en babia”, “le digo las cosas y parece que no me oye”, “pasa una mosca y se distrae”, “no para”, “nunca quiere dejar de jugar”, “me agota”, “hace y dice las cosas sin pensar”…Pero hemos de tener en cuenta que si el desarrollo de la atención, control de impulsos y autorregulación es un proceso gradual, evolutivo, y el desarrollo de los mecanismos que los sustentan dependen básicamente de la edad, es posible que un niño no tenga problemas de atención e hiperactividad realmente, sino que, por su edad, aún no haya adquirido un nivel de desarrollo en ellos óptimo. Por ello, el que en muchas ocasiones un niño no pueda responder adecuadamente a las exigencias del ambiente debe entenderse como una expresión de la fase del desarrollo en la que se encuentra, y teniendo en cuenta la edad cronológica del niño podremos exigirle o no que se concentre en una tarea, que sea capaz de realizar actividades relativamente monótonas, que esté sentado más de 15 minutos por ejemplo, que respete cuando hablan los demás, etc. Si pretendemos que a los 5 años intenten atender lo que dice su profesor y al mismo tiempo no distraerse viendo cómo otros niños juegan a su alrededor, estamos exigiéndoles demasiado, y si no lo cumplen, ni mucho menos es por un problema atencional.




¿Qué diferencias, entonces, encontramos entre ambos trastornos?
Para entender mejor a ambos trastornos vamos a realizar una explicación comparativa en cuanto a causas, manifestaciones y demás características.
Sobre cuándo podemos saber realmente que un niño puede tener problemas de atención e hiperactividad, no hay teorías universales que expliquen, por ejemplo, “con 4 años podrá atender órdenes y realizar actividades durante 1 hora seguidas”, “a los 5 años debería permanecer sentado en su sitio el tiempo requerido en cualquier actividad así como prestar atención mientras la maestra explica”… y que nos aseguren la edad exacta de aparición de estos trastornos. Además, no todos los niños van a la par en cuanto a proceso madurativo y, mientras no haya un desfase muy significativo (que ahora veremos en qué consiste ese desfase) no podremos afirmar que hay problemas. No obstante, de lo que sí hay una aceptación clara es que, mediante una educación completamente normal con la que se hayan marcado unas pautas de disciplina, de orden o de comportamiento precisas, cualquier niño podrá llegar a 1º de primaria con 6 o 7 años y sabrá perfectamente que ha de estar atento a las explicaciones de la maestra, o al menos callado, que debe permanecer en su sitito para toda actividad, que debe acabar todas las tareas que le manden y no debe distraerse mientras las realiza, etc. pues de lo contrario estaríamos o bien ante un caso de posible “desestructuración familiar” la cual no habría llevado a cabo esa educación en pautas que hemos citado como necesarias y que podría derivar en un posible trastorno o no, y que a través de un trabajo intensivo con él se pueda equiparar al resto de sus compañeros, o bien ante un TDAH o TDA.


En cuanto a los síntomas, tenemos que el TDA se caracteriza en primer lugar por  inatención o incapacidad por ocuparse de una misma tarea durante un tiempo, y el TDAH además de la inatención, por hiperactividad (entendida como exceso de actividad o movimiento en situaciones que requieren calma) e impulsividad (estilo de conducta demasiado rápido y precipitado). Pero no sólo estos síntomas son los característicos. Las manifestaciones de inatención son significativamente diferentes. Los niños con TDA suelen ser lentos, perezosos, despistados, descuidados, apáticos, inactivos, callados y con tendencia a soñar despiertos. Por su parte, en los niños con TDAH se observa un patrón diferente de problemas de atención caracterizado por la desorganización, la necesidad de estrecha supervisión y el fracaso en completar las tareas. En el TDA se reflejan probablemente deficiencias en la rapidez de procesamiento de la información y en la atención selectiva. Estos problemas son distintos a los que manifiesta el tipo combinado, que afectan especialmente a la atención sostenida.
En el ámbito lingüístico, mientras que en el caso del TDAH son muy frecuentes los trastornos combinados de habla y lenguaje, en los niños con TDA, por el contrario, son menos comunes los trastornos sólo del habla y los combinados de habla y lenguaje, siendo más frecuentes los trastornos propiamente de lenguaje. La inatención es un proceso cognitivo básico que interfiere más negativamente que la impulsividad en las habilidades para manejar sistemas simbólicos abstractos que están implicados en el lenguaje, la lectura o las matemáticas.
Son evidentes, además, los problemas con los iguales, pero con matices distintos. Los niños con predominio de inatención sufren con más frecuencia aislamiento social, olvido o abandono por parte de sus compañeros. En cambio, los niños del tipo combinado tienden a padecer un claro y activo rechazo de sus iguales ya que su insuficiente autorregulación explica la incapacidad que tienen para adaptarse a las demandas sociales, es decir, para imponer límites a su comportamiento.
Sobre qué otros problemas pueden acompañar al TDA hay una probabilidad mayor de que sean diagnosticados también con dislexia y discalculia y experimentan en mayor medida problemas asociados de carácter internalizante, tales como ansiedad, depresión, inhibición o timidez, y los sujetos con un trastorno por déficit de atención con hiperactividad suelen presentar fundamentalmente conductas agresivas, desafiantes y oposicionistas.
La desaparición de los síntomas no existe en ninguno de los trastornos. Hace unos pocos años, los expertos en el campo creían que el TDAH sólo afectaba a los niños y que el trastorno se superaba durante la adolescencia. Ahora sabemos que muchos individuos con déficit de atención e hiperactividad se ven afectados negativamente en su desarrollo a lo largo del curso vital (se sugiere que distribuyen y gastan peor el dinero, se organizan también peor, siguen mostrando deficiencias en el procesamiento de la información, en el plano laboral tienen una capacidad reducida de poder desarrollar un trabajo sin supervisión, entre otros…). Lo que sí ocurre es una “matización” o remisión de esos síntomas. Como cualquiera de nosotros, no se tiene la misma necesidad de actividad con 7 años que con 15, por ejemplo.
Aquí, las variables relativas al sistema familiar, es decir, existencia de problemas psicopatológicos en los padres, bajo nivel socioeconómico y aplicación de pautas de disciplina inconsistentes, predicen en gran medida el desajuste sociopersonal futuro de los sujetos hiperactivos.
Y sobre diferencias en el diagnóstico, vamos a pasar a hablar más detenidamente.
Diagnóstico
En cuanto a diagnóstico entendemos que es el proceso por el cual, a través de una evaluación rigurosa y específica, podemos determinar que un sujeto presenta los síntomas necesarios para afirmar un déficit.

DSM-IV=Manual Estadístico y Diagnóstico de los Trastornos Mentales
Proceso Diagnóstico
¿Cómo tiene lugar todo este proceso para llegar a determinar que un niño tiene TDAH o TDA?
Se parte de la familia o de la escuela por separado, o en conjunto. Es decir, puede ocurrir que la familia, en un caso, se dirija a la escuela porque ha notado cómo su hijo presenta estos problemas; en otro caso, que la propia escuela se cite con la familia ya que ha sido aquí donde han experimentado esta problemática; o que de manera simultánea, que es lo más habitual, hayan visto indicios de un posible trastorno de estas características.
El proceso de evaluación del TDAH pasa por una serie de estadios que se inicia con el diagnóstico del trastorno en base a los criterios diagnósticos que se establecen en el DSM-IV en virtud de la información ofrecida por los padres y los profesores.
En una segunda fase, procedería la realización de entrevistas, la cumplimentación de escalas de estimación conductual y el registro observacional de las conductas manifestadas por el niño, así como la obtención de datos de su desempeño cognitivo, académico y social. A partir de aquí, en un tercer momento se procederá a la interpretación de los resultados obtenidos, prestando especial atención a la edad de inicio y a la cronicidad, persistencia a través de las situaciones y posibles condiciones comórbidas. Esta información, junto con la relativa a las circunstancias socioambientales de cada sujeto, permitirá estructurar razonablemente la intervención a desarrollar.

Criterios
De acuerdo con el planteamiento del DSM-IV, tanto las dificultades de atención como la hiperactividad/impulsividad pueden producir un diagnóstico positivo, de tal forma que se plantea la existencia de tres subtipos de TDAH: un subtipo predominantemente inatento, otro predominantemente hiperactivo/impulsivo y un tercer tipo combinado.
Los criterios específicos que se incluyen en el DSM-IV para el diagnóstico del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) recogen un listado de 18 síntomas. Se debe tener en cuenta la necesidad de que los síntomas persistan a lo largo del tiempo, concretamente durante más de 6 meses, y a través de las situaciones, con desajustes significativos clínicamente al menos en dos contextos diferentes. Las dificultades en estos dominios se pueden detectar con claridad antes de los 7 años y se incrementan de forma pronunciada con la edad hasta un punto determinado que, debido a un desarrollo evolutivo natural, remiten ciertos síntomas. Resultan inapropiados desde un punto de vista evolutivo, se evidencian en características conductuales específicas, tienen repercusiones negativas sobre el desarrollo cognitivo, personal y social e interfieren significativamente en el aprendizaje escolar y en la adaptación sociopersonal general del sujeto. Y, finalmente, los síntomas no se explican mejor por la presencia de otro trastorno mental; no pueden ser debidos a otro TGD ni a fármacos o tóxicos.
Desatención
Hiperactividad
Impulsividad
ü                 No presta suficiente atención a los detalles.
ü                 Tiene dificultades para mantener la atención.
ü                 Parece no escuchar.
ü                 No finaliza las tareas.
ü                 Tiene dificultades para organizar las tareas.
ü                 Evita el esfuerzo mental sostenido.
ü                 Pierde objetos.
ü                 Se distrae por estímulos irrelevantes.
ü                 Es olvidadizo.
. Mueve en exceso manos y pies.
. Abandona su asiento en la clase.
. Corre o salta.
. Tiene dificultades para jugar tranquilamente.
. Excesivo movimiento
. Habla en exceso
. Habla en exceso
. Responde de forma precipitada a las preguntas.
. Tiene dificultades para guardar turno.
. Interrumpe a otros.

La combinación de los tres síntomas descritos, desatención, impulsividad e hiperactividad, se materializa en el DSM-IV (1994), el sistema de diagnóstico más difundido, en la delineación de tres subtipos distintos de trastornos de déficit de atención: un subtipo de TDAH predominantemente inatento (I), aplicable a aquellos casos que cumplan al menos seis de los nueve síntomas del apartado de inatención; un tipo predominantemente hiperactivo-impulsivo (HI), aplicable a los niños que reúnan al menos seis de los nueve síntomas del apartado de hiperactividad-impulsividad; y un tipo combinado (C), en el que se encuentran la mayoría de los niños con este trastorno, para los que cumplan ambos criterios.

Próximos actos...¡empezamos a ritmo flamenco!

Para conseguir entradas, dirígete a los siguientes establecimientos:
  • Grupo MDA
             Avda. de Elda, 79 (Petrel)
  • Chispitas Park
            Avda. Camilo José Cela, 38 (Elda)
  • Estano Tordera
           C. Jardines (Elda)
  • Fundación Paurides, el mismo día del acto de presentación (16 de septiembre)

Nuestra presentación...día 16 de septiembre

La mejor formación empieza con una buena información...No te pierdas a esta estupenda especialista. Y después...¡un vino de honor para celebrar nuestro nacimiento!

Punto de encuentro

Por fin hemos logrado un espacio para TI...para NOSOTROS...no dudéis en venir!

viernes, 26 de agosto de 2011

¿Quiénes somos y dónde nos encontramos?

Anhda ha nacido de la unión de familias movidas para formarse y apoyarse mutuamente, para dar a conocer el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad), ayudar a niñ@s, adolescentes y familias afectadas por TDAH y demandar una atención adecuada y coordinada en los distintos ámbitos en los que se puedan desenvolver estas personas.
Todo ello, se intentará llevar a cabo mediante la realización de conferencias, talleres, jornadas, etc. dirigidas a padres, niñ@s y profesores con la intención de mejorar la situación personal, familiar y social.

Para encontrarnos, te puedes dirigir a nuestro punto de encuentro en el Centro Severo Ochoa de Elda, los miércoles de 20:30 a 21:30.
Además, si quieres pertenecer a nuestra asociación, colaborar con ella o simplemente ponerte en contacto con nosotros, nos puedes localizar llamando al 638 83 43 51, enviando un correo electrónico a anhda@hotmail.es, o a través del mediático facebook  http://www.facebook.com/profile.php?id=776960250#!/asociaciontdah.elda

Somos un gran equipo y esperamos seguir creciendo, ¡Anímate!